LA PITUFINA

LA PITUFINA

A mi también me molestan los escritores desconocidos que me empiezan a contar cualquier cosa hablando de ellos, como si a alguien le importara. Pero bueh...  Hace dos años estoy de novio con Lola, y las cosas nos van muy bien, ella vive a tres cuadras de mi casa en una cortada. Yo al principio del noviazgo la iba visitar a la mañana porque ella estaba sola y eso nos daba cierta... intimidad.
A veces iba realmente temprano, como a las siete de la mañana, seis y media a veces.
Y ahí tenía mi contrapartida, la otra novia abnegada que iba a buscar un pedazo de amor en esa cortada con calle de tierra. Esa novia era la pitufina. no Lola, no, ella estaba en su casa. La pitufina salía con un vecino que vivía al fondo en la cuadra de Lola. No importa ahora como se llamaba su novio, o como se llama.

La pitufina, me contaba Lola (que a ella le contaba su papá) que un día a las cinco de la mañana llovía, creo que había llovido toda la noche y la calle estaba embarrada, y seguía lloviendo ¿Llovió esa madrugada en que el papá de Lola la vio a la pitufina (en la esquina, vestida con una remera, y una pollera corta) empapada sin paraguas? Era invierno y la pitufina estaba empapada esperando en la esquina, fantasmal, vigilando la casa del chico, del tipo que ella quería


Es que la pitufina, que le decimos así, porque en realidad nunca supe su nombre, nunca intercambie palabra, nunca nada, no se si me corresponde decir estas cosas de ella, después de todo no soy, soy nada en su vida. A lo mejor ella sea algo en la mía, un símbolo o algo así, no quiero banalizar; algo así, no. La pitufina, que no se su nombre y ahora me arrepiento de no haber roto el AT, de decirle, ¿estás bien?, de preguntarle al pasar si todo bien, pero bueno mi soledad la rompo al igual que todos los demases, cuando yo quiero y creo que la pitufina podría haberlo echo, después de todo ella también tomaba sus decisiones.
Como tomó la decisión de esa madruga en que llovía en el invierno, de espectar una calle cortada que daba a la casa de su novio y que también daba a la casa de mi novia y por eso conozco esa historia.
La pitufina un día, porque resulta que era mi vecina, pero vecina de dos manzanas mas allá, y manzanas laberínticas encima, y bueno vivía a dos manzanas más allá que es lo mismo que decir que vivía en cualquier lado, pero supongo que vivía a dos manzanas más allá, porque un día, y no lo digo en el sentido de capaz que vivía mas allá, por que vivía un poco mas allá o sea no lo se pero seguro que sí, entonces tal vez. Nos cruzábamos en el chino o como ese día, nos cruzamos además de en la cortada que vive mi novia nos cruzamos además en el colectivo.
Ese día lo recuerdo bien, no porque tenga buena memoria, sino porque… la pitufina era linda pero chiquita de cuerpo, muy chiquita, de ahí su muy espontáneo apodo, que ella no conoció pero que aquí utilizo, y utilizamos con Lola, cuando hablamos entre nosotros recordando a esta chica, que es muy chiquitita de cuerpo, da niña, pero no es niña, el novio tenía 25 y ella me dijeron una vez 27, y otra vez 19, las edades posible eran dos edades mayores de edad, pero daba niña, como esa vampira de entrevista con un vampiro, la chiquita que quería empomar y se agarraba de la pedofilia latente de los hombres y se los morfaba, bueno la pitufina en ese sentido, creo, pero esta creencia me lleva a afirmar casi sin miedo, que la pitufina era buena.
Ese día que estaba contando íbamos con Lola abrazados en el asiento del fondo del 440 ramal 03, que a Lola le gusta sentarse atrás, pero no bien en el fondo sino en ese asiento que esta antes de la puerta, a mi se me hace muy incomodo que alguien me vea la nuca, pero para ella es cómodo porque nadie le pide el asiento, y queda cerca de la puerta, sobre gustos no hay nada escrito suelen decir, ese día en que íbamos atrás, la pitufina ya estaba en el colectivo, o sea que lo tomo antes, y creo que lo tomo una cuadra antes. Y la pitufina iba llorando.
Lloraba la pitufina, y nosotros estábamos cerca, y la veíamos y le digo a Lore, pobre, mirala como llora, y se escuchaba, estaba cerca, no éramos chusmas, se escuchaba, se escuchaba que se quejaba que creía que lo habían visto con otra, yo no conozco bien al pibe, nada de hecho, pero vive cerca y entre tanto malandra que hay en este barrio de calles laberínticas, el pibe trabaja y nunca escuche que se meta en quilombo, él no, así que no se si la pitufina estaba en lo cierto con su duda, pero la acción de dudar la angustiaba, no le gustaba la posibilidad y sufría y lloraba.
Con Lo bajamos en carrefour.
Luego durante meses mi relación con Lore se hizo fuerte y a veces me cruzaba en esa cortada del barrio con calles laberínticas a la pitufina que iba a visitar a su novio. A veces también me cruzaba al novio de la pitufina, que iba a trabajar.
La visión fantasmal obsesiva, casi patética, y digo casi porque el patetismo de estar enamorado debe ser la única forma de patetismo que aun tiene su romance, su elegancia, o el único que justifico, o entiendo… me mareo, a sí, esa visión de la pitufina ya no estaba mas, casi no se la veía. Como que pintaba feliz.

Otra vez yendo a ver a Lore la cruzo de vuelta y veo que estaba panzona, y daba gracia que ella tan chiquita casi con el cuerpo de una nena, de 12 años, o de nueve, chiquitita, se entiende, tenga una panza tan prominente, tan redonda como la de una embarazada, en ningún momento aclare que además de chiquita era flaquita, no? es que lo daba implícito, ella era chiquitita, flaquita, rubia, de pelo largo, de top y pollera, plana como una nena, o sea sin tetas, con los ojos rosas como quien lloró mucho, o esta por llorar mucho, pero sin llorar, frente mas o menos ancha, como la prandi, pero a escala. A veces me olvido que no están en mi cabeza y no me acuerdo de decir ciertas cosas, es algo en lo que tengo que trabajar. Entonces iba la pitufina cargando esa barriga que bien podía ser un almohadón redondo que se mandó debajo de la remera, o el top, y bien podría serlo sino asomara el ombligo que estaba salido para fuera, para ser un poco mas redundante, e iba como siempre a la esquina cortada de la cortada, no recuerdo la expresión, voy a inventar que iba sonriente.
Es que hay mujeres que se realizan en la maternidad, no quiero sonar machista, porque no lo soy, no porque quiera agradarle a las chichis, pero hay susanitas, y tal vez la pitufina quiso ser madre, se entendió que estaba panzona porque estaba embarazada, no? bueno estaba esperando un hijo, seguramente por la relación que tenía con el chico que vivía al final de la cuadra de Lore, pero no se realmente.
Esperaba un hijo y capaz que estaba contenta porque ahí le cabió al pibe, y se iba a tener que hacer cargo y lo había capturado que es otra forma en que algunas chicas se realizan, juntándose con un tipo, si buen tipo mejor, pero yo creo que no, que el bebe que esperaban accidentalmente, o por que lo deseaban era algo que ponía feliz a la pitufina. Y un par de veces mas me la cruce a la pitufina por el barrio, esta barrio de calles de barro, laberíntico con tres cortadas o mas, y se la vaía bien, panzona, dicen que las embarazadas están mas radiantes, puede ser porque transpiran mas, pero les sienta bien. Iba la pitufina una vez con el pibe, así que seguían juntos, por el bebe o por amor, no importa ahora, porque no lo se.
Iba la pitufina a veces sola, pero sonriente, yo a veces me peleaba con Lola y me la cruzaba a la enana esa que estaba embarazada y sonriente y nada, me iba a mi casa puteando para mis adentros, de que así no va, quien se cree que es, y bueno.
Pasaron los días y a la pitufina, no la vi mas, tampoco es que me preocupe, menciono que no la vi mas, porque estoy contando estos cruces en esa cortada de ese barrio, pero no tuvo mayor relevancia no verla mas, no veo mas a gente que quiero y conozco, y mi vida no se desarma. Eso creí.
Pasaron los días, y con ellos esa rutina en que iba a la casa de Lore y era feliz, caminaba las cuadras y nos juntábamos, la vida continuó, y un día lo veo al chico que vive en el final de la cortada de Lore, lo veo con un bebe rubio que iba cargando en sus brazos.El iba saliendo y yo iba entrando a la calle cortada. Llego y le cuento a Lola que me parece que ya nació el bebe de la pitufina, porque había visto al tipo este con un bebe rubio. Ella me dice que sí, que puede ser, y me cuenta algo que me congelo y me puso mal. Porque la pitufina no era más grande que yo, a pesar de la maternidad juvenil si se quiere no se la veía mal, su obsesión no era mayor a la de cualquier enamorada. Y además iba a ser madre y eso es como una promesa con el que nace, no? voy a estar a tu lado porque quiero ser tu mama, y voy a ser. Ser no es cualquier cosa.
Resulta que el chico este estaba con el bebe por que lo estaba criando, porque la pitufina había muerto dando a luz al bebe.