NO HAY MONTAÑA DE MAR

NO HAY MONTAÑA DE MAR
(el día que tiré la mochila al río)
Miraba el río arrastrar un mono. El mono encallaría otro día a los pies de otro hombre. Erika miraba el río, que ahora arrastraba el tiempo y los recuerdos. El tiempo era nuevo, los recuerdos nunca lo fueron.

Yo estaba apoyándome en el muelle y posaba mi atención en un pez que estaba perdido y chocaba con la pared del muelle. Y no lo soporté, me di media vuelta y me fui. Vi a Erika sin saber quién era, era hermosa, pero no importaba, no me gustan las cosas hermosas, me gustan las cosas con L como la lechuga, o la locura. Ella me vio directo a los ojos y sonrió.
Sonrió levemente esperando algo de mí. Le pregunte ¿qué mirás? Tenés cara de perdida, dijo y volvió a sonreír.
Me incomodó su sonrisa. Hizo que mi ingenio y habilidades léxicas huyeran. Dije que hacía frío. Ella me invito un café y me hizo pagar a mí. Me cagó, pero era linda. Y linda. Nos alejamos después para siempre.
Unas veces iba al río y tiraba libros de Kafka y los veía flotar y chocarse con la basura y los peces. Me pregunto si los peces leen Kafka.
Esperaba, honestamente, nada o a nadie o a alguien, honestamente.
No recuerdo hoy su cara, pues el clonazepam y la pregabalina me lo impiden, fácilmente. Sí entiendo porque sueño con una mujer sin rostro y un café con espuma en una taza blanca y me río.
No recuerdo como perdí mis libros y mis hojas fotocopiadas. No recuerdo del todo. A veces lo veo a Julio, mi axolotl, y agarro mi frasco de diazepam y su frasco de escamas y le pregunto cuál querés? No responde, porque no habla, pero nada hacia las pastillas y asoma su boca fuera del agua. Es un loco Julio.
El arroyo Toledo a veces crece y se hace inundación, pienso que alguna vez me va a devolver mis libros, o a esa chica que era linda, pero solo me trae mierda y humedad y algún que otro bagre. Es que el Toledo esta enamorado de una sudestada y crece y se empilcha pero ella no lo espera, pasa y se escapa, solo lo ensucia.
Erika sorbía el café con infantilidad, como si le faltaran galletitas. Yo la veía libre de signos y llena de sentido, era joven y linda, no quiero decir infinita. Ahora ronda en sueños y humo de café, lo es. Era chicanera, con el fin y con la muerte, con su fin, con su muerte. Estaba borracha de depresión, que es la forma de borrachera de los poetas y las poetas, cuando no consiguen cerveza. Sorbía el café, yo miraba su mirada que se escurría entre las dos manos, la taza sostenida en el aire y el vapor del café y que no terminaba en los ojos ni en el reflejo del río.
Las internas son simpáticas, me gusta estar acá, pero son más grandes que yo. Un loco se llama como Julio, como mi axolotl, pero el cree que es un mono, y se trepa a los arboles. No sé si soy más vieja que ellas y ellos porque una vez chatié con León y ellos y ellas parecían confundidos, como si no hubieran visto a alguien chatear antes.
León me escribe:
"no hay indignación
no hay o siempre hay,
no pogo pogo elevador diario
no sol
no perón perón
no manifestación de amor en el balcón"
Me escribe:
"conchuda te afeitabas
te pasabas la yilet
por los pelos del dolor
por los pelos del pasado
por los pelos del osobuco hervido de los martes
por las venas obviamente
te pasabas la yilet"
Me escribe;
"me preocupa mucho la plata"
Me escribe:
"Ayer te escribí
llamame cuando puedas
ayer borré
llamame cuando puedas"
Me escribe
"No se puede hablar de tachones
No se puede hablar de tristeza
y locura
Ni del frío temor a la muerte y la pajera incertidumbre
No se puede decir CHUPALA GIL!"
Me escribe
"pásenme la almohada"
Me escribe
"Hija de puta
hoy llueve acá."
Él no existe más, no da testimonio, inventa y aburre. León escribe boludeces, le encanta eso que arranca en la adolescencia. Lo maté cuando lo privé de mi devenir, el me creyó y yo también me creí. Me cago en León. Me cago en él. Él saca cosas a la gente.
Siento el viento a veces en el patio de la clínica. Al final del patio hay una reja que desde acá no se ve, es negra o roja, no se ve pero debe ser negra o roja, porque las cosas son de ciertos colores por sobre otros y una reja debe ser roja, o negra, por sobre otros colores.
Hoy miro el río en el techo del sanatorio, me gustaría tocarlo. Pero los nudos de la cama son muy fuertes.