Liliana hace una chilena con la luna

Liliana hace una chilena con la luna 
a L.
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Durante dos días me las ingenie para no soñar con ella. O con su madre, o con su hermana, o con los lagos que carga en sus ojos. No estoy enamorado, es una obsesión trato de imaginarla en paz y sin puchos. Pero hoy soñé con ella. No, no exactamente; soñé con una señora igual a ella pero más serena, adulta, con mirada esquiva. Yo me presentaba diciendo mi nombre, diciendo que la conocía del chat, diciendo que quería saber cómo estaba.
Lo primero que me dijo fue que estaba internada y mientras lo decía miraba un horizonte infinito y le daba el sol en los ojos, cortándole al medio la mirada con un color naranja.
Por algún motivo nos hizo entrar ya que, por otro motivo más misterioso, me acompañaba mi vieja como si fuera un niño que va a un lugar nuevo por primera vez y por eso lo acompaña la mamá. Yo reconocía lugares que nunca había visto, tocaba las paredes mientras la mujer mayor desaparecía y por rápidos fulgores se transformaba en la hermana y en ella, sólo que más pequeña. No alcanzó a decirme el sanatorio.
El hecho de que viva, de que en el sueño seres cambiantes le digan a una versión infantilizada de mí que ella seguía viva, convirtió ese desvarío onírico en un gratificante sueño.
***
Hoy es un día hermoso. Siento, baño, lavo, corto, peino, vivo, miento, escribo, tacho, leo, extraño, temo, asumo,  amo, río, rasguño, peleo, celo, temo, como, bebo, pelo, trago, agradezco, cruzo los dedos, garcho, extraño, salgo, miro, camino, esquivo, giro, piso, apoyo, sostengo, en síntesis, escapo.
Es un día verde-azul amarillo-naranja negro de laja y tomate, de lana, de Rosas, de Belgrano.
Es un día hermoso. Es un día hermoso. Es un día hermoso.
¡Y vuelan pajaritos!
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Hoy es un día hermoso. El sol seca el barro de las calles. El agua baja y deja ver el gris del fango. Las zanjas estancadas brillan y salen los primeros renacuajos.
Hoy es un día hermoso.
Los escritores dilatan versos.
Los mecánicos arman presupuestos.
Los chorros fuman en la esquina.
Las empresas arman su noticiero.
Hoy es martes, julio, invierno.
Hoy es tercer milenio, con sus hombres de chapa.
Es un día para hacer un poema.
Que sea lindo.
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Partamos de que todo lo escrito es mentira, por eso el tachón es justicia ¡Qué compañía magistral! Una birome, y un papel: “Sr Juez: me gano la soledad”. Si tuviera un cuchillo afilaría un lápiz y me lo clavaría en el pecho.
Hay tachones violentos, en todo esto, que me mataron (un poco).
Hay tachones que me protegen de mí.
Hay una página entera llena de tachones.
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Te veo abrazada, diciéndole cosas al oído, la agarrás de atrás porque se te escapa sino la ves, sino la frenás, porque no sabés de dónde vino, porque existe solo para vos y a cambio la vigilás celosamente. Te escucho diciéndole en el oído que la amas, ella te dice lo mismo como un espejo de esperanza.
No conozco Moreno, te imagino  en un suburbio re cheto,  en un chalé, de segunda generación, te imagino cocoliche, no sé, con unos borcegos y un pantalón negro lleno de bolsillos, y una espada de aire empuñada mientras caminas, toda rapada en el costado de la cabeza que tuvo rizos. Te imagino mal, vos me dijiste que te vestías diferente. Me dijiste piba chorra, pero yo te vi, en mi cabeza lesbo–cyberpunk-anarcogothic. No sé si mentís.
Ella tiene sesenta y cuatro personalidades: una por cada casilla del tablero de ajedrez; una por cada día de enero y febrero y la primera de marzo. Y no sé porque no te veo en invierno. Un escritor debería escribir lo que se le cante. Pero.
Ella escapó, se fue diciendo que se iba a internar en un psiquiátrico. Escapó diciendo que al terminar la charla, el paquete de puchos, las llamadas a la psiquiatra se mataba. Se mataba escuchando un tema triste, de una melodiosa cantante blanca que toca el piano negro de madera. Se mataba después de agrupar en el nuevo msn a los elegidos que se enteran que hoymueroarrobagemailpuntocom. Se mataba después de terminar un violento poema improvisado a esa que ella ama, que frena, que intenta atrapar, esa que escapa.
(***)
Podría buscarla, es difícil, no se su apellido, su forma, su nada. Sé que le gustó una piba, eso acota, sólo un millón de posibilidades, puede vivir en la ciudad, puede vivir en el sur. Asumo que es joven, que es “la mina” de la pareja, o sea, lo que comparando, es como la mujer en mi pareja.
(***)
Las últimas veces no se sintieron como la última, se sintieron normalmente, como promesas navideñas de profesores borrachos. No pensaba en no verla más. No pensaba, en ese momento, en la verdad detrás del sonido mental o la lectura del “adiós”.
Ella me cagó, me convenció del final, días enteros jugueteando con la navaja en el botiquín, jugando a ser un personaje suicida, o histérico-suicida, de una novela de algún muerto en un cantón. Jugando o siendo… a mi no me interesaba la diferencia.
De hecho te [re]conocí personaje. Me hice el fan, el gil que pide un autógrafo, me acerque como siempre, le pedí un cordero. Ella me lo dio y fui feliz. No fue gratis. Nada lo es y me cobro de más.
Me cuesta creer que un desconocido se tome el mes de trabajo solo para joderme la cabeza. Pero estoy dispuesto a creer, o a negociar esa creencia.
Pero ya no puedo más, otro tachón, y otro, y ya siento el recuerdo ser esa manifestación irrepetible. Y las letras parece que se ríen. Y estoy seguro, debe ser de mí. Dejame pensar que solo querías jugar conmigo, que ahora están juntas riéndose de mí.
(***)
Un día estaba en un taller literario y vi el manuscrito de una mina que cojeaba al caminar, iba ladeada a la derecha , como torcida y tenía una hoja que sostenía con su mano izquierda que trabada en gancho le quedaba a la altura de su pecho, una página que celosamente escondía pero que, a pesar de su esfuerzo, pude chusmear.
Quiero explicar que esa vez que vi la página de Andrea entendí algo mal, dije que cojeaba, ese no era el único de sus problemas motrices, además tenía problemas al hablar sin embargo no había motivos para que asumiera que fuese retrasada, a pesar de eso cuando vi la página de Andrea (sin apellido, soy un forro, sin segundo nombre ¿qué mierda me creo? No me importa cómo se llama pero, la uso igual, la gente no son símbolos Luis) pensé que ella estaba loca, al menos, que todos mis prejuicios estaban en lo cierto, gritando  y bailando: “te lo dije gil, te lo dije antes”.
En la hoja había un relato breve, en el cual lo que más  llamaba la atención era la cantidad de tachaduras sobre tachaduras, como si las palabras proferidas en esa hoja fueran poderosas, malditas, prohibidas que en cada oración se burlaban de la autora con feroz y homicida saña y ella desnuda e indefensa manotea zarpazos de tinta, las tapa, las oculta, pero las palabras se filtran de nuevo, el inconsciente, o la mano serán los cómplices que asustan a la autora, a la escriba, a la grafista que cojea y habla pausado interrumpido por eternos “eh” ¿o eso que odia, eso que acaba de tallar con tinta en el papel, será a ella misma?
***
Escribo:
¿Estás? Apareciste haciéndome creer que había alguien libre ahí afuera, y tan rápido como podría empezar a necesitarte te fuiste, en un alarde de timing.
Me dejas un par de textos andróginos que me dicen que lo que yo haga no sirve, que comparando es una mierda. Y ahora desapareces, hace tres días, no sé si te mataste, y me mentiste con todo eso de que ibas a llamar a tu vieja, que ibas a pedir ayuda. Te veo coqueteando ¿Con  qué? ¿Cómo te vas a matar? Pienso en cuchillos, pero lo más lógico sería veneno o saltando desde un quinto piso.
Ojala te hayas internado, así salís, muerta pero resucitable y serás una “Lázara”.
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Pienso:
Capaz que sólo fuiste una idea, un mundo etéreo, una noche fría, un viaje en el Sarmiento.




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2012. 
Una versión apareció en la revista
 Sí, Gomez #1