a L.
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Durante dos días me las ingenie para
no soñar con ella. O con su madre, o con su hermana, o con los lagos que carga
en sus ojos. No estoy enamorado, es una obsesión trato de imaginarla en paz y
sin puchos. Pero hoy soñé con ella. No, no exactamente;
soñé con una señora igual a ella pero más serena, adulta, con mirada esquiva.
Yo me presentaba diciendo mi nombre, diciendo que la conocía del chat, diciendo
que quería saber cómo estaba.
Lo primero que me dijo fue que estaba
internada y mientras lo decía miraba un horizonte infinito y le daba el sol en
los ojos, cortándole al medio la mirada con un color naranja.
Por algún motivo nos hizo entrar ya que,
por otro motivo más misterioso, me acompañaba mi vieja como si fuera un niño
que va a un lugar nuevo por primera vez y por eso lo acompaña la mamá. Yo
reconocía lugares que nunca había visto, tocaba las paredes mientras la mujer mayor
desaparecía y por rápidos fulgores se transformaba en la hermana y en ella,
sólo que más pequeña. No alcanzó a decirme el sanatorio.
El hecho de que viva, de que en el
sueño seres cambiantes le digan a una versión infantilizada de mí que ella seguía
viva, convirtió ese desvarío onírico en un gratificante sueño.
***
Hoy es un día hermoso. Siento, baño,
lavo, corto, peino, vivo, miento, escribo, tacho, leo, extraño, temo, asumo, amo, río, rasguño, peleo, celo, temo, como, bebo,
pelo, trago, agradezco, cruzo los dedos, garcho, extraño, salgo, miro, camino,
esquivo, giro, piso, apoyo, sostengo, en síntesis, escapo.
Es un día verde-azul amarillo-naranja negro
de laja y tomate, de lana, de Rosas, de Belgrano.
Es un día hermoso. Es un día hermoso. Es
un día hermoso.
¡Y vuelan pajaritos!
***
Hoy es un día hermoso. El sol seca el
barro de las calles. El agua baja y deja ver el gris del fango. Las zanjas
estancadas brillan y salen los primeros renacuajos.
Hoy es un día hermoso.
Los escritores dilatan versos.
Los mecánicos arman presupuestos.
Los chorros fuman en la esquina.
Las empresas arman su noticiero.
Hoy es martes, julio, invierno.
Hoy es tercer milenio, con sus hombres
de chapa.
Es un día para hacer un poema.
Que sea lindo.
***
Partamos de que todo lo escrito es
mentira, por eso el tachón es justicia ¡Qué compañía magistral! Una birome, y
un papel: “Sr Juez: me gano la soledad”. Si tuviera un cuchillo afilaría un
lápiz y me lo clavaría en el pecho.
Hay tachones violentos, en todo esto,
que me mataron (un poco).
Hay tachones que me protegen de mí.
Hay una página entera llena de
tachones.
***
Te veo abrazada, diciéndole cosas al
oído, la agarrás de atrás porque se te escapa sino la ves, sino la frenás, porque
no sabés de dónde vino, porque existe solo para vos y a cambio la vigilás
celosamente. Te escucho diciéndole en el oído que la amas, ella te dice lo
mismo como un espejo de esperanza.
No conozco Moreno, te imagino en un suburbio re cheto, en un chalé, de segunda generación, te
imagino cocoliche, no sé, con unos borcegos y un pantalón negro lleno de
bolsillos, y una espada de aire empuñada mientras caminas, toda rapada en el
costado de la cabeza que tuvo rizos. Te imagino mal, vos me dijiste que te vestías
diferente. Me dijiste piba chorra, pero yo te vi, en mi cabeza lesbo–cyberpunk-anarcogothic.
No sé si mentís.
Ella tiene sesenta y cuatro personalidades:
una por cada casilla del tablero de ajedrez; una por cada día de enero y
febrero y la primera de marzo. Y no sé porque no te veo en invierno. Un
escritor debería escribir lo que se le cante. Pero.
Ella escapó, se fue diciendo que se
iba a internar en un psiquiátrico. Escapó diciendo que al terminar la charla,
el paquete de puchos, las llamadas a la psiquiatra se mataba. Se mataba
escuchando un tema triste, de una melodiosa cantante blanca que toca el piano
negro de madera. Se mataba después de agrupar en el nuevo msn a los elegidos que
se enteran que hoymueroarrobagemailpuntocom. Se mataba después de terminar un
violento poema improvisado a esa que ella ama, que frena, que intenta atrapar,
esa que escapa.
(***)
Podría buscarla, es difícil, no se su
apellido, su forma, su nada. Sé que le gustó una piba, eso acota, sólo un
millón de posibilidades, puede vivir en la ciudad, puede vivir en el sur. Asumo
que es joven, que es “la mina” de la pareja, o sea, lo que comparando, es como
la mujer en mi pareja.
(***)
Las últimas veces no se sintieron como
la última, se sintieron normalmente, como promesas navideñas de profesores
borrachos. No pensaba en no verla más. No pensaba, en ese momento, en la verdad
detrás del sonido mental o la lectura del “adiós”.
Ella me cagó, me convenció del final,
días enteros jugueteando con la navaja en el botiquín, jugando a ser un
personaje suicida, o histérico-suicida, de una novela de algún muerto en un
cantón. Jugando o siendo… a mi no me interesaba la diferencia.
De hecho te [re]conocí personaje. Me
hice el fan, el gil que pide un autógrafo, me acerque como siempre, le pedí un
cordero. Ella me lo dio y fui feliz. No fue gratis. Nada lo es y me cobro de
más.
Me cuesta creer que un desconocido se
tome el mes de trabajo solo para joderme la cabeza. Pero estoy dispuesto a
creer, o a negociar esa creencia.
Pero ya no puedo más, otro tachón, y otro,
y ya siento el recuerdo ser esa manifestación irrepetible. Y las letras parece que
se ríen. Y estoy seguro, debe ser de mí. Dejame pensar que solo querías jugar
conmigo, que ahora están juntas riéndose de mí.
(***)
Un día estaba en un taller literario y
vi el manuscrito de una mina que cojeaba al caminar, iba ladeada a la derecha ,
como torcida y tenía una hoja que sostenía con su mano izquierda que trabada en
gancho le quedaba a la altura de su pecho, una página que celosamente escondía
pero que, a pesar de su esfuerzo, pude chusmear.
Quiero explicar que esa vez que vi la página
de Andrea entendí algo mal, dije que cojeaba, ese no era el único de sus
problemas motrices, además tenía problemas al hablar sin embargo no había
motivos para que asumiera que fuese retrasada, a pesar de eso cuando vi la
página de Andrea (sin apellido, soy un forro, sin segundo nombre ¿qué mierda me
creo? No me importa cómo se llama pero, la uso igual, la gente no son símbolos
Luis) pensé que ella estaba loca, al menos, que todos mis prejuicios estaban en
lo cierto, gritando y bailando: “te lo
dije gil, te lo dije antes”.
En la hoja había un relato breve, en
el cual lo que más llamaba la atención
era la cantidad de tachaduras sobre tachaduras, como si las palabras proferidas
en esa hoja fueran poderosas, malditas, prohibidas que en cada oración se
burlaban de la autora con feroz y homicida saña y ella desnuda e indefensa
manotea zarpazos de tinta, las tapa, las oculta, pero las palabras se filtran
de nuevo, el inconsciente, o la mano serán los cómplices que asustan a la
autora, a la escriba, a la grafista que cojea y habla pausado interrumpido por
eternos “eh” ¿o eso que odia, eso que acaba de tallar con tinta en el papel, será
a ella misma?
***
Escribo:
¿Estás? Apareciste haciéndome creer
que había alguien libre ahí afuera, y tan rápido como podría empezar a necesitarte
te fuiste, en un alarde de timing.
Me dejas un par de textos andróginos
que me dicen que lo que yo haga no sirve, que comparando es una mierda. Y ahora
desapareces, hace tres días, no sé si te mataste, y me mentiste con todo eso de
que ibas a llamar a tu vieja, que ibas a pedir ayuda. Te veo coqueteando ¿Con qué? ¿Cómo te vas a matar? Pienso en
cuchillos, pero lo más lógico sería veneno o saltando desde un quinto piso.
Ojala te hayas internado, así salís,
muerta pero resucitable y serás una “Lázara”.
***
Pienso:
Capaz que sólo fuiste una idea, un
mundo etéreo, una noche fría, un viaje en
el Sarmiento.
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2012.
Una versión apareció en la revista
Sí, Gomez #1