Un twit sobre las traducciones

Un twit sobre las traducciones
Estoy leyendo Leviathan, de Paul Auster. Estoy leyendo la edición de Anagrama/Página12 que salió en 2013 a menor precio acompañando los festejos del 25º aniversario del nacimiento del diario. Hubo algunos inconvenientes.

Durante toda la novela, Maribel de Juan, la traductora, escribe el nombre de Maria Turner, uno de los personajes, como "Maria", sin tilde, respetando la grafía estadounidense/inglesa. En este idioma el acento prosódico no requiere de un signo (o de su ausencia) para marcar la sílaba acentuada, como sí lo hace en el español, pero, justamente la pronunciación es la misma.
El lector hispanoparlante tiene que leer mal la palabra María, una palabra por demas familiar que suena igual en ambas lenguas. El lector tiene que ignorar una feminización del nombre Mario. Supongo que la convención de "escribir los nombres igual que en el idioma original" es lo que prima.
Después (página 261) comete un error de tipeo al escribir "Bay Área" mandando una tilde que no aplica en esa pronunciación inglesa. Esto gatilla la duda ¿Se rompe la ilusión de personaje estadounidense al tildar el nombre María, cuya pronunciación es igual en ambos idiomas?¿Se construye una posible latinidad con esa tilde? ¿Automaticamente me la imagino morocha, petisa y bailando rumba? ¿O simplemente a la hora de leer su nombre se hace más trasparente el sonido?

El debate se expande y llega a que Página/12 se pasa de forro al vender masivamente, en Argentina, en 2013, una colección hecha con traducciones para una región particular de España, muchas con decadas de antigüedad (esta de Leviatán es del 93). Claro que gestionar derechos, laburar en actualizar y argentinizar las traducciones (como hace Ivrea, una empresa argentina de comics, que no tiene un diario o alguna forma de ingreso paralelo a las publicaciones, como sí tiene Página/12: publicidad, y publicidad oficial por ejemplo) haría caro un proyecto marketinero, que sin embargo no es gratuito, ese papel de mierda, esas tapas endebles y ese material con derecho de autor multiple nos exige dinero, nos convierte en clientes, no seamos pelotudos. Tampoco da para regalarles la plata, como lo entiende este señor en sus dos articulos críticando la colección completa.

Claro que para conocer la literatura alcanzan tapas baratas, diseños improvisados, e impresiones descuidadas (por ejemplo en Leviatán es frecuente leer "habla", en vez de "había") con traducciones pensadas para otra realidad. O sea te enterás la trama,  entendés de que va, podes chapear que leiste a Auster. Me pa'que por eso Anagrama se consolidó en Argentina, podés chapear, sólo compras esos libritos de Anagrama y ya está. Ahora, para disfrutar, que se yo, ese es otro tema.